DECENIO 2010

<b>DECENIO 2010</b>

EL TIEMPO FLUYE A NUESTRO FAVOR

UNA DÉCADA QUE NO DEJAREMOS PASAR...


sábado, 21 de septiembre de 2013

¿Quién nos alimentará?


por SILVIA RIBEIRO *

El tema del hambre y las necesidades alimentarias frente a la creciente población mundial es crucial, pero está atravesado de supuestos equivocados que urge terminar. 

Casi todos los gobiernos y la comunidad internacional que se ocupa del tema alimentario parten de la premisa que necesitamos la cadena industrial y sus tecnologías para alimentarnos, tanto en el presente como para enfrentar los desafíos futuros. Los campesinos y otros pequeños productores de alimentos son vistos como algo casi folclórico: existen, pero son marginales y no juegan un papel importante en la alimentación. Es también la consigna de transnacionales y científicos que son financiadas por ellas: sin semillas industriales y transgénicas, sin monocultivos industriales, maquinarias y gran cantidad de insumos y agrotóxicos, el mundo pasará aún más hambre ante el aumento de población y el caos climático. Sin embargo, los datos duros muestran una realidad inversa: es justamente la cadena industrial, las trasnacionales y sus tecnologías, las que exacerban las crisis y producen más hambre, mientras que las redes campesinas y otros pequeños son quienes alimentan a la mayoría. 

 Frente a las contradicciones entre datos reales y supuestos equivocados que son base de políticas nacionales e internacionales, en el Grupo ETC, que seguimos el tema agrícola y alimentario y sus configuraciones empresariales desde la década de los setenta, decidimos compilar investigaciones de varias décadas y contrastar en un solo documento las realidades de la cadena industrial alimentaria y las redes campesinas. 

Lo sintetizamos en un poster de 6 láminas, que compara ambas realidades contestando 20 preguntas comenzando por ¿quién nos alimenta hoy? y ¿quién nos alimentará en el 2030? El mercado mundial de la alimentación, desde las semillas y la agricultura hasta los supermercados, es desde 2009 el mayor mercado mundial, superando a los energéticos. Siendo además un rubro esencial para la supervivencia, no sorprende que las transnacionales se hayan lanzado agresivamente a controlarlo. 

El proceso no tomó mucho tiempo: en tecnología unos cincuenta años, con la llamada Revolución verde, en nuevas regulaciones para favorecer los oligopolios de mercado, apenas un par de décadas. De Monsanto a Walmart, una veintena de transnacionales controlan ahora la mayor parte de este lucrativo mercado. Que las transnacionales dominen la cadena industrial de producción de alimentos no significa que alimentan a la mayoría. Aunque controlan cerca del 70 por ciento de los recursos agrícolas globales (tierra, agua, insumos), lo que producen solo llega a un 30 por ciento de la población mundial. La mayor parte de los alimentos sigue viniendo de manos campesinas, indígenas, pescadores artesanales, recolectores, huertas barriales y urbanas y otros/otras pequeños, que con apenas 30 por ciento de los recursos agrícolas, alimentan al 70 por ciento de la humanidad. 

 La cadena industrial desperdicia dos terceras partes de su producción de alimentos, devasta suelos y ecosistemas, ocasiona enorme daños a la salud y el ambiente, y pro ella 3 mil 400 millones de personas, la mitad de la población mundial, está mal alimentada: hambrienta, desnutrida u obesa. La red campesina y de pequeños proveedores de alimentos tiene un nivel mínimo de desperdicio, usa y cuida una enorme diversidad de alimentos con mucho mayor contenido nutricional, más saludables y con un impacto ambiental bajo o inexistente. Incluso negativo, porque contrarrestan la devastación causada por la cadena, como en el caso del cambio climático. Esto, aún tomando en cuenta que buena parte de los campesinos usan algún agroquímico. 

 Para proveer ese 30 por ciento de los alimentos, la cadena industrial usa el 70-80 por ciento de la tierra arable, el 80 por ciento de los combustibles fósiles y el 70 por ciento del agua destinados para uso agrícola. Además causa el 44 a 57 por ciento de los gases de efecto invernadero, deforesta 13 millones de hectáreas de bosques y destruye 75 millones de toneladas de cubierta vegetal cada año. La red campesina cosecha el 60-70 por ciento de cultivos alimentarios con 20-30 por ciento de la tierra arable, utiliza menos del 20 por ciento de los combustibles fósiles y el 30 por ciento del agua destinados al uso agrícola, usa y nutre la biodiversidad y es responsable por la mayor parte del 85 por ciento de los alimentos que se producen dentro de fronteras nacionales. 

Es el proveedor principal, y muchas veces el único, de los alimentos que llegan a los dos mil millones de personas que sufren hambre y desnutrición. A estos datos se suman muchos otros sobre volumen de producción por hectárea, puestos de trabajo, tierra, agua, pesca, bosques, diversidad de semillas y microbiana, polinizadores, investigación agrícola, patentes y monopolios, producción animal e impactos derivados, impactos en salud y ambiente, que muestran realidades parecidas y a menudo desconocidas no sólo para los gobiernos, también para muchos de nosotros. 

El documento, titulado ¿Quién nos alimentará? La cadena industrial o la red campesina, parte de más de un centenar de fuentes, la mayoría de organismos de Naciones Unidas como FAO, PNUMA, PNUD, UNCTAD. El resto es de instituciones académicas o de investigación de la sociedad civil, citando reportes que a su vez están basados en otros cientos de fuentes, como los producidos por Grain y Oxfam. 

Se puede descargar en www.etcgroup.org/es/content/quién-nos-alimentará 

 *Investigadora del Grupo ETC

Cinco desastres naturales en lo que va del siglo



www.interoxio.com 

Terremoto y tsunami en Japón 11 marzo de 2011 
Sacudió gran parte de la costa este de Japón. Tuvo una magnitud de 8.9 grados en la escala abierta de Richter, el mayor en la historia de ese país; cobró la vida de más de 5 mil personas, ocasionando pérdidas multimillonarias. Vino acompañado de un tsunami que destrozó la parte costera de Fukushima. 

El terremoto del Océano Índico de 2004 
Conocido por la comunidad científica como el terremoto de Sumatra-Andamán, fue un terremoto submarino que ocurrió el domingo 26 de diciembre de 2004, con epicentro en la costa del oeste de Sumatra, Indonesia. El terremoto ocasionó una serie de tsunamis devastadores a lo largo de las costas de la mayoría de los países que bordean el Océano Índico, matando una gran cantidad de personas a su paso e inundando comunidades costeras a través de casi todo el sur y sureste de Asia, pero muy especialmente partes de Indonesia, Malasia, Sri Lanka, India, y Tailandia. 

Terremoto en Qinghai, China Registrado en abril del 2010 en esta provincia, vecina al Tíbet. 
Dejó un saldo de más de mil muertos y 10 mil heridos. El sismo destruyó cientos de casas y cortó las comunicaciones en la región. 

Diluvio en Río de Janeiro 
La inundación, ocurrida en abril de 2010, dejó más de 100 víctimas mortales, la mayoría sepultadas por deslizamientos de tierra en favelas construidas en laderas de cerros, habitados por gente pobre. Es la mayor inundación en la historia de Río de Janeiro. 

Terremoto devastador en Haití 
Ocurrió el 12 de enero de 2010 y afectó fundamentalmente a Puerto Príncipe, la capital del país. Sus consecuencias fueron devastadoras: 200 mil muertos; 250 mil heridos y un millón de personas sin hogar. En el país más pobre de América.

¿Qué es un desastre natural?


por Bertha Sola 
Centro Nacional de Prevención de Desastres 

Un desastre es un evento que produce daños a la población, al planeta, la ecología y, sobre todo, a la salud. En un desastre, la población, o parte de ella, sufre un daño severo de manera que la estructura social se desajusta y se impide el cumplimiento de las actividades esenciales de la sociedad afectando el funcionamiento vital de la misma. Los fenómenos naturales se presentan cada año de diferentes formas y aunque algunos impactan en las comunidades más que otros, todos afectan a miles de personas. Por otra parte, cada desastre ocurrido produce efectos perdurables, muchas vidas humanas se pierden; los daños a la propiedad, a los servicios y a la ecología son incontables y el precio lo pagamos todos, sobre todo las personas que viven en zonas de alto riesgo. Los desastres se han clasificado dependiendo del agente perturbador que los origine: Fenómenos geológicos: son en los que intervienen la dinámica y los materiales del interior de la Tierra o de su superficie. Entre ellos están los sismos, el vulcanismo, los tsunamis o maremotos y los movimientos de laderas y suelos. Hidrometeorológicos: como son los ciclones, las inundaciones, granizadas, lluvia, nevadas, sequías. Químicos: Son los provocados por sustancias químicas como las explosiones, intoxicaciones masivas, derramamiento de sustancias contaminantes y dañinas en aguas. Sanitarios: Son los que se ocasionan por la presencia de enfermedades: epidemias, endemias y pandemias. Socio-organizativos: Son los provocados por grandes concentraciones de personas en espectáculos, marchas, mítines, etcétera. El principal problema cuando ocurre un desastre, es que no estamos preparados para enfrentarlos, antes, durante y después del evento: 

Antes, porque las personas no consideran la posibilidad de que algún desastre pueda ocurrir o afectarles, aun después de haber sufrido durante alguno, al poco tiempo nadie parece recordarlo y no se piensa en que el evento podrá repetirse posteriormente. 

Durante, porque en la mayoría de los casos, el miedo y la confusión del momento impiden que se tome la decisión más adecuada para resguardar la vida y la de la familia antes que nada. Después, porque ante el desorden, temor, incertidumbre, desequilibrio y desgaste emocional, las personas pueden tomar decisiones que en lugar de beneficiarlos, afecten más su salud y seguridad y porque ante muchas situaciones las personas necesitarán ayuda médica, psicológica y económica, para poder salir delante de la situación. La preparación ante un evento es mental, para saber qué hacer, y física para tener a la mano lo que se necesite para minimizar el daño.


jueves, 10 de noviembre de 2011

11.11.11


El próximo 11 de noviembre (11.11.11) se producirá un evento sin precedentes en la historia de la Tierra. Por primera vez se activarán de manera definitiva los Códigos de Luz del Alma. Los mismos que fueron desactivados hace miles de años.

Se cumple así un requisito imprescindible para la llegada de la Nueva Tierra: el ser humano, para ascender, tiene que estar completo.

Recuperaremos de este modo lo que nos pertenece por derecho propio: el recuerdo de quiénes somos y para qué hemos venido, así como las capacidades que nos son inherentes.

Pero una cosa es recuperar y otra saber utilizar.

Para las personas que están despiertas, la recuperación de esos recuerdos y capacidades puede representar una bendición. Muchos llevan años anhelándolo. Sin embargo, los que aún continúan anclados en la vieja energía pueden verse inmersos de repente en un profundo caos interior. Recuerdos a los que no encuentran sentido y percepciones que no comprenden y que, además, les asustan. Será necesario que, tras esa fecha, las personas que trabajan al servicio de la Luz aúnen sus esfuerzos para ayudarlos a integrar el proceso.

Cada uno de nosotros debe prepararse previamente para ese momento, tal como nos aconseja el Maestro Kuthumi con estas recomendaciones:

1. Buscar la paz interior. Un momento de silencio al día para escuchar la voz del corazón.

2. Recibir conscientemente la luz del sol, con la intención de absorber su poder sanador y elevador de frecuencias.

3. Mantener el rumbo en la dirección indicada por la voz del corazón. Aquello que somos se manifiesta en estos días más que nunca. Caen las vendas que nos cegaban, se derrumban barreras que nos limitaban. Por fin, muchos de nosotros nos animamos a emprender aquello que vinimos a realizar aquí, en esta dimensión.
4. Practicar el desapego de viejos patrones limitantes. Abandonar los pensamientos, costumbres y reacciones que alimentan aún la antigua energía, procurando transformarlos en luz por medio del amor.

5. Fomentar el Amor en todas nuestras relaciones, las que más amamos y las que nos conectan con el miedo. Estas últimas son las que más nos elevarán si somos capaces de bañarlas de amor y aceptación.

6. Recibir la energía de la Fuente en meditación. Su influencia en nuestros cuerpos sutiles es inmensa. Posee un gran poder transmutador que nos libera y nos conecta.

7. Sentirnos Uno. Practicar en nuestras visualizaciones la Unión con todo lo que es y con todo lo que existe.

Cuando llegue el momento recibiremos en nuestro interior una Gran Luz. Esa Luz trae los códigos de activación que necesitamos para recordar. Son códigos de una vibración muy alta. Cuanto más elevada sea la propia vibración durante ese día más armónica resultará la entrada de la Luz y su anclaje en cada uno de nosotros.

Podemos prepararnos como nos recomienda el Maestro Kuthumi pero, además, ese día debemos dedicarlo especialmente al cuidado de la propia energía, al equilibrio interior, a mantener la vibración bien alta. Actividades como meditar, pasear al sol o estar en contacto con la Naturaleza son las más recomendables. Hay que evitar especialmente todo lo que nos desconecte de nuestra esencia. Deberemos alimentarnos con moderación, procurando no ingerir alimentos de baja vibración, como la carne o los vegetales transgénicos, y realizar algún ejercicio físico que nos ayude a activar el flujo sanguíneo, ya que los Códigos de Luz serán transportados a través de la sangre, desde el corazón al resto de nuestro organismo.

La activación se estará produciendo durante todo el día, pero no percibiremos completamente sus efectos hasta el día siguiente, después de haber dormido un mínimo de seis horas.

A partir de la mañana del 12 de noviembre muchas personas sentirán el profundo deseo de dar un giro completo a sus vidas, otros emprenderán su camino con fuerzas renovadas y otros sentirán una gran confusión interna. Los efectos variarán en función del grado de evolución de cada uno y de las resistencias que esté oponiendo al proceso de cambio que todos estamos experimentando.

El objetivo de esta activación es acabar con las limitaciones que, desde el interior de nosotros mismos, nos están impidiendo evolucionar o despertar. No se trata de una injerencia en el libre albedrío de los seres humanos. Se trata de eliminar una limitación que nos fue impuesta hace miles de años, cuando algunos seres confusos decidieron interferir en nuestro proceso evolutivo.

Detenernos a explicar el cómo y el por qué de aquel suceso sería adentrarnos en la vieja energía de separación y lucha, de la que ya nos estamos alejando. Ya no importa cómo, cuándo, dónde, quién o para qué. Dentro de poco estará resuelto.

El 11 del 11 del 11 se producirá una gran activación, pero no será la última. Grandes acontecimientos nos esperan a la vuelta de la esquina. Recibámoslos con amor, libres de temores e inquietudes, porque llega el reino de la Luz a la Tierra, y eso se merece una gran fiesta.

domingo, 3 de enero de 2010

Del capitalismo como "sistema parásito"


"Todavía no empezamos a pensar con seriedad en la sustentabilidad de nuestra sociedad impulsada a crédito y consumo", afirma el sociólogo polaco. Para el autor de Modernidad líquida gobiernos e instituciones han aprendido muy poco de la crisis económica reciente: la respuesta a la quiebra fue endeudarse aun más.

Por: Zygmunt Bauman

WALL STREET, octubre de 2008. Pérdidas millonarias y caras de preocupación ganaron los mercados internacionales.


Tal como el reciente "tsunami financiero" demostró a millones de personas que creían en los mercados capitalistas y en la banca capitalista como métodos evidentes para la resolución exitosa de problemas, el capitalismo se especializa en la creación de problemas, no en su resolución.


Al igual que los sistemas de los números naturales del famoso teorema de Kurt Gödel, el capitalismo no puede ser al mismo tiempo coherente y completo. Si es coherente con sus propios principios, surgen problemas que no puede abordar; y si trata de resolverlos, no puede hacerlo sin caer en la falta de coherencia con sus propias premisas. Mucho antes de que Gödel escribiera su teorema, Rosa Luxemburgo publicó su estudio sobre la "acumulación capitalista" en el que sugería que el capitalismo no puede sobrevivir sin economías "no capitalistas"; puede proceder según sus principios siempre cuando haya "territorios vírgenes" abiertos a la expansión y la explotación, si bien cuando los conquista con fines de explotación, el capitalismo los priva de su virginidad precapitalista y de esa forma agota las reservas que lo nutren. En buena medida es como una serpiente que se devora la cola: en un primer momento la comida abunda, pero pronto se hace cada vez más difícil de tragar, y poco después no queda nada que comer ni tampoco quien lo coma...

El capitalismo es en esencia un sistema parásito. Como todos los parásitos, puede prosperar un tiempo una vez que encuentra el organismo aún no explotado del que pueda alimentarse, pero no puede hacerlo sin dañar al anfitrión ni sin destruir tarde o temprano las condiciones de su prosperidad o hasta de su propia supervivencia.

Rosa Luxemburgo, que escribió en una era de imperialismo rampante y conquista territorial, no pudo prever que las tierras premodernas de continentes exóticos no eran los únicos posibles "anfitriones" de los que el capitalismo podía alimentarse para prolongar su vida e iniciar sucesivos ciclos de prosperidad. El capitalismo reveló desde entonces su asombroso ingenio para buscar y encontrar nuevas especies de anfitriones cada vez que la especie explotada con anterioridad se debilitaba. Una vez que anexó todas las tierras vírgenes "precapitalistas", el capitalismo inventó la "virginidad secundaria". Millones de hombres y mujeres que se dedicaban a ahorrar en lugar de a vivir del crédito fueron transformados con astucia en uno de esos territorios vírgenes aún no explotados.

La introducción de las tarjetas de crédito fue el indicio de lo que se avecinaba. Las tarjetas de crédito habían hecho irrupción en el mercado con una consigna elocuente y seductora: "elimine la espera para concretar el deseo". ¿Se desea algo pero no se ahorró lo suficiente para pagarlo? Bueno, en los viejos tiempos, que por fortuna ya quedaron atrás, había que postergar las satisfacciones (esa postergación, según Max Weber, uno de los padres de la sociología moderna, era el principio que hizo posible el advenimiento del capitalismo moderno): ajustarse el cinturón, negarse otros placeres, gastar de manera prudente y frugal y ahorrar el dinero que se podía apartar con la esperanza de que con el debido cuidado y paciencia se reuniría lo suficiente para concretar los sueños.

Gracias a Dios y a la benevolencia de los bancos, ya no es así. Con una tarjeta de crédito, ese orden se puede invertir: ¡disfrute ahora, pague después! La tarjeta de crédito nos da la libertad de manejar las propias satisfacciones, de obtener las cosas cuando las queremos, no cuando las ganamos y podemos pagarlas.

A los efectos de evitar reducir el efecto de las tarjetas de crédito y del crédito fácil a sólo una ganancia extraordinaria para quienes prestan, la deuda tenía que (¡y lo hizo con gran rapidez!) transformarse en un activo permanente de generación de ganancia. ¿No puede pagar su deuda? No se preocupe: a diferencia de los viejos prestamistas siniestros, ansiosos de recuperar lo que habían prestado en el plazo fijado de antemano, nosotros, los modernos prestamistas amistosos, no pedimos el reembolso de nuestro dinero sino que le ofrecemos darle aun más crédito para devolver la deuda anterior y quedarse con algún dinero adicional (vale decir, deuda) para pagar nuevos placeres. Somos los bancos a los que les gusta decir "sí". Los bancos amistosos. Los bancos sonrientes, como afirmaba uno de los comerciales más ingeniosos.

La trampa del crédito

Lo que ninguno de los comerciales declaraba abiertamente era que en realidad los bancos no querían que sus deudores reembolsaran los préstamos. Si los deudores devolvieran con puntualidad lo prestado, ya no estarían endeudados. Es su deuda (el interés mensual que se paga sobre la misma) lo que los prestamistas modernos amistosos (y de una notable sagacidad) decidieron y lograron reformular como la fuente principal de su ganancia ininterrumpida. Los clientes que devuelven con rapidez el dinero que pidieron son la pesadilla de los prestamistas. La gente que se niega a gastar dinero que no ganó y se abstiene de pedirlo prestado no resulta útil a los prestamistas, así como tampoco las personas que (motivadas por la prudencia o por un sentido anticuado del honor) se apresuran a pagar sus deudas a tiempo. Para beneficio suyo y de sus accionistas, los bancos y proveedores de tarjetas de crédito dependen ahora de un "servicio" ininterrumpido de deudas y no del rápido reembolso de las mismas. Por lo que a ellos concierne, un "deudor ideal" es el que nunca reembolsa el crédito por completo. Se pagan multas si se quiere reembolsar la totalidad de un crédito hipotecario antes del plazo acordado... Hasta la reciente "crisis del crédito", los bancos y emisores de tarjetas de crédito se mostraban más que dispuestos a ofrecer nuevos préstamos a deudores insolventes para cubrir los intereses impagos de créditos anteriores. Una de las principales compañías de tarjetas de crédito de Gran Bretaña se negó hace poco a renovar las tarjetas de los clientes que pagaban la totalidad de su deuda cada mes y, por lo tanto, no incurrían en interés punitorio alguno.

Para resumir, la "crisis del crédito" no fue resultado del fracaso de los bancos. Al contrario, fue un resultado por completo esperable, si bien inesperado, el fruto de su notable éxito: éxito en lo relativo a transformar a la enorme mayoría de los hombres y mujeres, viejos y jóvenes, en un ejército de deudores. Obtuvieron lo que querían conseguir: un ejército de deudores eternos, la autoperpetuación de la situación de "endeudamiento", mientras que se buscan más deudas como la única instancia realista de ahorro a partir de las deudas en que ya se incurrió.

Ingresar a esa situación se hizo más fácil que nunca en la historia de la humanidad, mientras que salir de la misma nunca fue tan difícil. Ya se tentó, sedujo y endeudó a todos aquellos a los que podía convertirse en deudores, así como a millones de otros a los que no se podía ni debía incitar a pedir prestado.

Como en todas las mutaciones anteriores del capitalismo, también esta vez el Estado asistió al establecimiento de nuevos terrenos fértiles para la explotación capitalista: fue a iniciativa del presidente Clinton que se introdujeron en los Estados Unidos las hipotecas subprime auspiciadas por el gobierno para ofrecer crédito para la compra de casas a personas que no tenían medios para reembolsar esos préstamos, y para transformar así en deudores a sectores de la población que hasta el momento habían sido inaccesibles a la explotación mediante el crédito...

Sin embargo, así como la desaparición de la gente descalza significa problemas para la industria del calzado, la desaparición de la gente no endeudada anuncia un desastre para el sector del crédito. La famosa predicción de Rosa Luxemburgo se cumplió una vez más: otra vez el capitalismo estuvo peligrosamente cerca del suicido al conseguir agotar la reserva de nuevos territorios vírgenes para la explotación...

Hasta ahora, la reacción a la "crisis del crédito", por más impresionante y hasta revolucionaria que pueda parecer una vez procesada en los titulares de los medios y las declaraciones de los políticos, fue "más de lo mismo", con la vana esperanza de que las posibilidades vigorizadoras de ganancia y consumo de esa etapa aún no se hayan agotado por completo: un intento de recapitalizar a los prestadores de dinero y de hacer que sus deudores vuelvan a ser dignos de crédito, de modo tal que el negocio de prestar y tomar prestado, de endeudarse y permanecer así, pueda retornar a lo "habitual".

El Estado benefactor para los ricos (que, a diferencia de su homónimo para los pobres, nunca vio cuestionada su racionalidad, y mucho menos interrumpidas sus operaciones) volvió a los salones de exposición tras abandonar las dependencias de servicio a las que se había relegado sus oficinas de forma temporaria para evitar comparaciones envidiosas.

Lo que los bancos no podían obtener –por medio de sus habituales tácticas de tentación y seducción–, lo hizo el Estado mediante la aplicación de su capacidad coercitiva, al obligar a la población a incurrir de forma colectiva en deudas de proporciones que no tenían precedentes: gravando/hipotecando el nivel de vida de generaciones que aún no habían nacido...

Los músculos del Estado, que hacía mucho tiempo que no se usaban con esos fines, volvieron a flexionarse en público, esta vez en aras de la continuación del juego cuyos participantes hacen que esa flexión se considere indignante, pero inevitable; un juego que, curiosamente, no puede soportar que el Estado ejercite sus músculos pero no puede sobrevivir sin ello.

Ahora, centenares de años después de que Rosa Luxemburgo diera a conocer su pensamiento, sabemos que la fuerza del capitalismo reside en su asombroso ingenio para buscar y encontrar nuevas especies de anfitriones cada vez que la especie que se explotó antes se debilita demasiado o muere, así como en la expedición y la velocidad virulentas con que se adapta a las idiosincrasias de sus nuevas pasturas. En el número de noviembre de 2008 de The New York Review of Books (en el artículo "La crisis y qué hacer al respecto"), el inteligente analista y maestro del arte del marketing George Soros presentó el itinerario de las empresas capitalistas como una sucesión de "burbujas" de dimensiones que excedían en mucho su capacidad y explotaban con rapidez una vez que se alcanzaba el límite de su resistencia.

La "crisis del crédito" no marca el fin del capitalismo; sólo el agotamiento de una de sus sucesivas pasturas... La búsqueda de un nuevo prado comenzará pronto, tal como en el pasado, alentada por el Estado capitalista mediante la movilización compulsiva de recursos públicos (por medio de impuestos en lugar de a través de una seducción de mercado que se encuentra temporariamente fuera de operaciones). Se buscarán nuevas "tierras vírgenes" y se intentará por derecha o por izquierda abrirlas a la explotación hasta que sus posibilidades de aumentar las ganancias de accionistas y las bonificaciones de los directores quede a su vez agotada.

Como siempre (como también aprendimos en el siglo XX a partir de una larga serie de descubrimientos matemáticos desde Henri Poincaré hasta Edward Lorenz) un mínimo paso al costado puede llevar a un precipicio y terminar en una catástrofe. Hasta los más pequeños avances pueden desencadenar inundaciones y terminar en diluvio...

Los anuncios de otro "descubrimiento" de una isla desconocida atraen multitudes de aventureros que exceden en mucho las dimensiones del territorio virgen, multitudes que en un abrir y cerrar de ojos tendrían que volver corriendo a sus embarcaciones para huir del inminente desastre, esperando contra toda esperanza que las embarcaciones sigan ahí, intactas, protegidas...

La gran pregunta es en qué momento la lista de tierras disponibles para una "virginización secundaria" se agotará, y las exploraciones, por más frenéticas e ingeniosas que sean, dejarán de generar respiros temporarios. Los mercados, que están dominados por la "mentalidad cazadora" líquida moderna que reemplazó a la actitud de guardabosques premoderna y a la clásica postura moderna de jardinero, seguramente no se van a molestar en plantear esa pregunta, dado que viven de una alegre escapada de caza a otra como otra oportunidad de posponer, no importa qué tan brevemente ni a qué precio, el momento en que se detecte la verdad.

Todavía no empezamos a pensar con seriedad en la sustentabilidad de nuestra sociedad impulsada a crédito y consumo. "El regreso a la normalidad" pronostica un regreso a vías malas y siempre peligrosas. La intención de hacerlo es alarmante: indica que ni la gente que dirige las instituciones financieras, ni nuestros gobiernos, llegaron al fondo del problema con sus diagnósticos, y mucho menos con sus actos.

Parafraseando a Héctor Sants, el director de la Autoridad de Servicios Financieros, que hace poco confesó la existencia de "modelos empresarios mal equipados para sobrevivir al estrés (...), algo que lamentamos", Simon Jenkins, un analista de The Guardian de extraordinaria agudeza, observó que "fue como si un piloto protestara porque su avión vuela bien a excepción de los motores".

© Zygmunt Bauman y Clarín, 2009. Traducción de Joaquín Ibarburu.

viernes, 1 de enero de 2010

La supervivencia de los más buenos




Por Nora Bär

Jueves 31 de diciembre de 2009

Se termina el almanaque, el mundo es un chisporroteo de buenos deseos y volvemos a confiar en un mañana más luminoso. Como cualquiera que tenga acceso a Internet, mi casilla está atiborrada de mensajes de fin de año que encantan: con varios signos de admiración, todos nos desean lo mejor para los próximos 365 días...

Pero incluso en medio de este telar mágico de buenas intenciones que cubre el planeta, y en el que se vuelcan ríos de tinta y megacantidades de bits electrónicos, no podemos dejar de ver más que conflictos a diestra y siniestra.

Entre nosotros, fuera de las circunstancias excepcionales, el altruísmo ?la inclinación a ayudar a otros aún a costa de la propia conveniencia? parece ser, lamentablemente, una flor fugaz.

Thomas Huxley, el "bulldog" de Darwin, definía la vida como una lucha constante que, fuera de los estrechos límites del parentesco, se reduce a una guerra de todos contra todos, tal como Hobbes describía el "estado natural" del ser humano.

Es más, en Qué es el altruísmo (Editorial Katz, 2007), el biólogo norteamericano Lee Alan Dugatkin cuenta que desde Darwin en adelante este comportamiento social resultó tan fascinante para biólogos y etólogos que hasta hubo quienes, como Hill Hamilton, describieron la evolución del altruísmo con una fórmula matemática. Su ecuación tiene sólo tres variables: el costo para el altruísta (c), el beneficio para el receptor (b) y su relación genética (r). La regla de Hamilton establece que la evolución favorece el altruísmo cuando r x b es mayor que c.

En días como éstos, uno más bien desearía que fueran ciertas las teorías que, según Dugatkin, sostenía el zoólogo, geógrafo y príncipe del anarquismo Pyotr Kropotkin, que en su estudio sobre pueblos de Siberia postula que la ayuda mutua es el motor de la evolución.

¡¡Buen año para todos!!

HAU DE NO SAU NEE: LAS TRIBUS PAJARO


El Pájaro de Trueno


Dentro de las tradiciones de los pueblos nativos de América del Norte, "Hau de no sau nee" significa "pueblo que construye". Es el nombre atribuido a una alianza legendaria, conocida también como Pueblo de la Casa Larga, o sea, la Confederación de Seis Naciones Iroquesas formadas por las tribus Mohawks, Oneidas, Onondagas, Cayugas, Senecas y Tuscaroras.

Quienes han investigado y estudiado la cultura y la religión de aquellas tribus embebidas de principios míticos, también las identifican como Tribus Pájaro, el Clan Solar o los Hijos de las Estrellas.

Fueron una vez un pueblo poderoso y pacífico que habitó el noroeste del continente norteamericano. Sus costumbres fueron siempre espirituales: su gobierno y su economía, todo lo que se denominara "Hau de no sau nee" ha tenido profundas raíces no ceñidas al mundo material. Su Gran Ley incluía muchas ideas que fueron absorbidas por quienes redactaron luego la Declaración de Independencia y la Constitución de los Estados Unidos de América que, paradojalmente, fue tomada como referente para la que los argentinos reformamos de tanto en tanto, sin modificar en absoluto nuestras malas costumbres políticas.

Entre los muchos principios elevados de aquellos nativos había un sistema de verificaciones y equilibrios que impedían el ascenso de una jerarquía verticalista, con los conflictos que de ello emana.

Los descendientes actuales de la Confederación de Seis Naciones Iroquesas destacan que "Hau de no sau nee" ha existido en esta tierra desde el comienzo de la memoria humana. Se estima que su cultura está entre las más antiguas de las culturas de existencia continua en el mundo. Y expresan que "Nosotros recordamos todavía los más antiguos hechos de los seres humanos. Recordamos las instrucciones originales de los Creadores de Vida en este lugar que llamamos Etenoha: Madre Tierra. Somos los guardianes espirituales de este lugar, somos los Ongwhehonwhe, que significa fieles a la realidad".

En sus comienzos fueron instruidos para asumir que los seres humanos que caminan sobre la Tierra han sido provistos con todo lo necesario para la vida. Se los instruyó para transferir amor de uno al otro, y para demostrar un gran respeto por todos los seres del mundo. Para ellos, la consciencia espiritual es la forma política más elevada.

Sostienen que "todas las cosas del mundo son reales, cosas materiales. La Creación es un verdadero fenómeno material, y la Creación se manifiesta a nosotros a través de la realidad. El universo espiritual, entonces, se manifiesta al Hombre como la Creación, la Creación que sostiene la vida. Creemos que el hombre es real, una parte de la Creación, y que su deber es sostenerla vida en conjunción con los demás seres. Es por eso que nos denominamos Ongwhehonwhe."

En sus orígenes se descubren las enseñanzas visionarias ofrecidas por Mujer Cría de Búfalo Blanco, y la epopeya de los guerreros Deganawida y Hiawatha para pacificar y unir a las tribus iroquesas, hasta la plantación del Arbol de la Paz que cimenta sus tradiciones más veneradas.

En tal oportunidad se dijo: "Bajo el Arbol de las Largas Hojas, el nuevo árbol que florece en nuestros corazones, no hay sino un dirigente, no hay sino un jefe, Wakan Tanka, el Creador, que resplandece en la luz de toda estrella y arde en el fuego del sol. Recuerda Pueblo Mío, el Gran Espíritu vive en tí. No permitas que la luz del sol disminuya al ceder a otros tu poder".

Los pueblos de las Seis Naciones Iroquesas enterraron sus armas convencidos de que cualquier sociedad dirigida por un solo hombre o por una minoría dominante estaría estructurada según las costumbres de la violencia y seguiría alojada bajo las ramas del Arbol de la Guerra. Creían que la violencia es la raíz de una sociedad jerarquizada, y que tales sociedades jamás conocerían la paz. Sus hombres --decían-- estarán siempre agitados, en guerra, si no con otros pueblos, entre sí.

El setiembre de 1977, descendientes de "Hau de no sau nee"" presentaron tres documentos cruciales a la reunión de Organizaciones No Gubernamentales de las Naciones Unidas celebrada en Ginebra, Suiza. No recibieron la menor atención.

Allí declaraban: "Sentimos que los Pueblos Nativos del Hemisferio Occidental pueden seguir contribuyendo a la supervivencia potencial de la especie humana. La mayoría de nuestra gente todavía vive de acuerdo con las tradiciones que hunden sus raíces en la Madre Tierra. Pero los Pueblos Nativos tienen necesidad de un foro donde su voz pueda ser escuchada. Y precisamos alianzas con otros pueblos del mundo que nos asistan en nuestra pugna para recuperar y mantener nuestras tierras ancestrales y para proteger el Modo de Vida que seguimos".

La tradición oral de las Seis Naciones Iroquesas torna casi imposible penetrar en la dinámica de los mitos y ritos que guían su itinerario germinal por los laberintos de la sociedad industrial contemporánea. Salvo que se decida convivir con ellos y absorber cotidianamente la intensa dimensión de sus visiones pacificadoras.

Las Tribus Pájaro sostuvieron siempre que en los estadios críticos de su evolución, las formas de vida cooperan, por su propio beneficio, con otras distintas. Con el tiempo, pasan de cooperar a quedar unidas, con lo que surge un nuevo organismo. En la creación de formas de vida complejas se repite, una y otra vez, el mismo procedimiento.

De ahí que otro mensaje diga que "esto es análogo a lo que volverá a ocurrir cuando el mundo del siglo XX llegue al momento adecuado para la unión de los seres humanos, orientados hacia lo material y regidos por el ego, con nosotros, sus complementos del mundo del espíritu. Vuestra raza está a punto de experimentar un despertar generalizado o, como lo interpretarán algunos, un copioso descenso de seres de las estrellas".

La Confederación Iroquesa practicó la democracia solidaria durante muchos siglos antes de que la adoptaran y modificaran los colonos norteamericanos sublevados contra la Corona de Gran Bretaña. En gran medida, sus prácticas pacificadoras habían empezado a descomponerse antes del siglo XVIII, si bien el ímpetu remoto de las "raíces blancas de la Paz" nunca abandonó América por más deformaciones socioculturales que se hayan atravesado durante los últimos cinco siglos.

Se afirma que los vientos del conocimiento que soplan entre quienes se encuentran en la vanguardia del pensamiento humano en los albores del siglo XXI son los mismos que agitaron las hojas de los árboles en torno del legendario Hiawatha, los mismos que elevaron el humo de las hogueras de aquel consejo tribal inaugural y lo alzaron en una única espiral para que continúe iluminando el cielo de la consciencia humana.

Por eso proclama el mensaje inmaterial de Deganawida: "Crecerá un nuevo árbol, aún más glorioso que el que hoy dejo entre vosotros. Con ese nuevo amanecer, yo regresaré y bajo la sombra del nuevo árbol viviré con vosotros. Y se nos unirán no sólo las tribus rojas, sino también las blancas del norte, las negras del sur, y las amarillas del este. Las cuatro razas vivirán en armonía bajo las ramas del nuevo árbol. La era que juntos conoceremos será la mejor que nunca ha existido. Todo lo que se había roto volverá a integrarse. Se restablecerá el Aro Sagrado. La caza será abundante y el espíritu de todas las criaturas se regocijará en la armonía de un nuevo orden perfecto. El Gran Espíritu, el propio Pájaro de Trueno, actuará en el interior de todas las razas, vivirá, respirará y creará a través de todos los pueblos de la tierra. Regresarán los creadores originales de la vida, los Alados del cielo, y con ellos llegará a las naciones la paz".


PUNTO DE PARTIDA




PROPUESTA: afirmar sin cesar cada una de nuestras potencialidades...